En el vasto tejido de la literatura, el presente literario no es solo un tiempo verbal, sino un portal cuántico que nos permite existir en múltiples realidades simultáneamente. Cada palabra, cada frase, es una superposición de significados, un entreveramiento de emociones e ideas que resuenan en la mente del lector. La literatura, en su esencia más profunda, es un fenómeno cuántico: un espacio donde el pasado, el presente y el futuro coexisten en un mismo instante.
Cuando leemos, nos convertimos en observadores cuánticos. Nuestra atención colapsa las infinitas posibilidades del texto en una sola experiencia, pero esa experiencia es única para cada lector. Un poema, por ejemplo, puede ser una explosión de alegría para uno y un susurro de melancolía para otro. Las palabras, como partículas subatómicas, existen en un estado de potencial hasta que son leídas.