Me detengo ante el vacío entre dos realidades. No es un abismo común, sino una grieta hecha de preguntas sin respuesta. Entonces extiendo mis bigotes y comenzó a tejer.
No construyo un puente convencional, sino un puente tunelado: una estructura que es camino y atajo simultáneamente. Sus tablas están hechas de instantes de transición —ese segundo en que Javy cuelga el teléfono y aún no respira alivio—. Los clavos son puntos de inflexión narrativos.
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| Imagen: Grok |
El puente no une dos orillas, sino todas las orillas posibles. Al pisarlo, siento cómo:
— Bajo mis patas izquierdas, cruje la madera de los qué hubiera pasado si...
— Bajo las derechas, resuena el eco metálico de los aún no.
A medio camino, el puente se convierte en un túnel. No un túnel oscuro, sino uno iluminado por la luz de las decisiones no tomadas. Veo pasar como fantasmas a mis otros yoes: el que acepta ese trabajo aburrido, el que huye a la Galaxia de los Ratones, el que sigue atrapado en el bucle de ser personaje y autor a la vez.
El Gato aparece en el arco central, lavándose una pata con lengua de probabilidades.
—Los puentes comunes unen —ronronea—. Los tunelados desunen elegantemente.
Y es cierto. Al llegar al final, descubro que no he cruzado de un lado a otro, sino que he llegado al mismo lugar desde otra perspectiva. El despacho de Javy huele igual a café rancio, pero ahora también a posibilidad.
El puente se desvanece detrás de mí, convertido en niebla de potencialidad. Mañana está allí otra vez, esperando ser cruzado hacia ningún sitio en particular.
Porque algunos caminos no llevan a destinos, sino a puntos de vista.
Texto: Deep

Me encanta. Es bueno es túnel. Es como una segunda oportunidad; ver las cosas con diferentes miradas.
ResponderEliminarUn beso 😘😗😘😗
A menudo, nos centramos en un solo punto de vista y no dejamos que fluyan otras posibilidades.
EliminarBesitos 😘