24.9.25

Colisionador de historias

Ratoner aprieta el botón rojo con una patita temblorosa. El cartel dice «NO PULSAR», pero lleva años coleccionando advertencias ignoradas. El Colisionador de Historias —una máquina construida con restos de contratos literarios y metáforas recicladas— empieza vibrar. En la pantalla parpadean dos relatos:

  • El día que Ratoner olvida su contraseña del ordenador.
  • La leyenda de los Bigotes Perdidos.
Un silbido agudo llena la habitación. Ve cómo las palabras se despegan del papel y comienzan a girar en el aire, chocando entre sí como partículas aceleradas.

Imagen: Grok

Primer impacto: La O de Olvido se fusiona con la B de Bigotes, creando una nueva palabra: Bolvido.

Segundo impacto: La contraseña de Ratoner se materializa como un collar de símbolos (#€%&!) alrededor de su cuello, cerca de los bigotes.

De pronto, todo existe a la vez:

  • Ratoner es un teleoperador sin bigotes intentando recordar una clave imposible.
  • Bigotes es la contraseña para acceder a la Galaxia de los Ratones.
  • El Gato Observador ronroneaba desde todos los altavoces de la oficina, repitiendo Error 407: Sentido no encontrado.

Cuando el humo (¿o era tinta cuántica?) se disipa, Ratoner está:

  • En un sillón de jubilado, con sabor a bergamota en la boca.
  • Atrapado en un bucle de contraseñas incorrectas.
  • Convertido en una metáfora que alguien está subrayando en un libro ajeno.

En la pantalla del Colisionador, un mensaje parpadea Experimento exitoso. Resultados: todos y ninguno. Por favor, reinicie el universo antes de continuar.

Ratoner suspira y busca el botón de reinicio. Pero esta vez, lee la letra pequeña: Al pulsar, acepta que la realidad es un relato compartido y el absurdo, su firma digital. Lo pulsa igual.

(Fin... o principio. Depende de quién lea esto)

IA: Deep

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