9.7.25

Cocinar recuerdos

Ratoner descubre el polvo del olvido en el estante más bajo de la biblioteca cuántica. Con guantes de realidad alterna, lo mezcla con lágrimas de Schrödinger (que sonríen y lloran al mismo tiempo) en un tazón de cerámica hecha de tiempo solidificado.

Ha creado esta receta:

1. Selecciona momento objetivo (elige cuando el Bosque aún no arde).
2. Añade partículas de emoción (dos cucharadas de nostalgia, una pizca de culpa).
3. Observa sin mirar directamente (los recuerdos se cocinan con el rabillo del ojo).

El horno microondimensional zumba. Abre la puerta y allí flota su nuevo recuerdo: un día de lluvia que nunca existió, donde él y los árboles juegan al póker con naipes de hojas secas.

Imagen: Canva

Pero algo sale mal. El recuerdo tiene sabor a quemado. En lugar de felicidad, emana un olor a informe meteorológico antiguo. Intenta arreglarlo con un toque de risa prestada, pero solo consigue que el recuerdo se multiplique en versiones defectuosas:

— Una donde gana siempre.
— Otra donde pierde hasta el bigote.
— Una tercera donde el juego nunca termina.

Decide guardarlas en frascos de cristal de probabilidades. Ahora, cada noche elige uno al azar. A veces llora. A veces ríe. Casi siempre se queda dormido antes del final.

Nota al margen de la receta

Los recuerdos perfectos no existen. Solo son superposiciones aceptables.
[Frasco etiquetado.- Contiene: 1 atardecer (37% real) + 2 mentiras piadosas. Nunca caduca].
🌌 El pasado es maleable, pero frágil. Manipular con ironía.

IA: DeepSeek

2 comentarios:

  1. Curioso y genial post. Un abrazo y feliz verano

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    1. Gracias. Hay más variantes, pero la nostalgia y la culpa suelen estar presentes.
      Besitos 😘

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