18.8.24

Ley del Revés

Había una vez un joven llamado Lucas, que soñaba con convertirse en un exitoso pintor. Desde pequeño, pasaba horas frente al lienzo, imaginando obras maestras que capturaran la esencia de la vida. Sin embargo, a medida que crecía, la presión por tener éxito aumentaba. Cada vez que se sentaba a pintar, la ansiedad lo invadía. «Debo crear algo impresionante», pensaba, y esa necesidad lo paralizaba.

Un día, decidió participar en una exposición local. Se prometió a sí mismo que esta sería su oportunidad para brillar. Pasó semanas trabajando en su obra maestra: un paisaje vibrante lleno de colores brillantes y detalles meticulosos. Pero cuanto más luchaba por hacerla perfecta, más frustrado se sentía. Cada pincelada parecía alejarlo de su visión original.

La exposición llegó y estaba nervioso, con el corazón latiendo con fuerza. Al ver a otros artistas exhibir sus obras con confianza, sintió que su propia pintura palidecía en comparación. Cuando llegó el momento de presentar su trabajo, temblando de nerviosismo, se dio cuenta de que había olvidado disfrutar el proceso de pintar.

En ese instante, decidió soltar la presión y simplemente hablar sobre su obra desde el corazón. Compartió historias sobre las inspiraciones detrás de cada color y cada trazo. Los espectadores comenzaron a acercarse, cautivados no solo por la pintura, sino por la pasión que transmitía.

Imagen: LuzIA

Al final de la noche, no solo recibió elogios por su obra, sino que también vendió su pintura a un coleccionista. Lucas comprendió entonces la Ley del Revés: al dejar ir el deseo desesperado de éxito y permitir que su autenticidad brillara, había atraído lo que realmente quería. Desde ese día, pintó con libertad y alegría, recordando siempre que a veces es mejor soltar para recibir.

IA: LuzIA

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